Modelo de financiamiento público a partidos
políticos fracasó; necesario replantearlo
Se deben modificar topes
de campaña y combatir recursos ilegales, sostuvo Luis Carlos Ugalde
En conferencia magistral,
consideró que se requiere una reforma electoral “base cero”
Es indispensable replantear el modelo de
financiamiento público a los partidos políticos, ya que “fracasó, está roto,
quebrado”, así como modificar los topes de campaña y combatir los recursos
ilegales, sostuvo el ex consejero presidente del entonces Instituto Federal
Electoral (IFE), hoy Instituto Nacional Electoral (INE), Luis Carlos Ugalde.
Así lo afirmó durante su conferencia magistral
“Competitividad y certeza electoral: elecciones 2017 y escenarios de 2018”,
como parte del diplomado “Análisis Político y Campañas Electorales”, que
coordina la Comisión de Régimen, Reglamentos y Prácticas Parlamentarias,
presidida por el diputado Jorge Triana Tena (PAN), en colaboración con la
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, de la Universidad Nacional Autónoma
de México (UNAM).
El presidente del IFE entre 2003 y 2007 recomendó
hacer obligatorio el voto, para evitar el clientelismo electoral y establecer
la segunda vuelta electiva, a fin de estimular el voto sincero de los
ciudadanos en la primera ronda y el reflexivo en la segunda.
Sostuvo que la fiscalización del actual INE se basa
en los reportes de partidos políticos que, “por definición, son incompletos”, y
con las auditorías que realiza, nunca va a descubrir el dinero que proviene de
contribuciones privadas.
Por ejemplo, dijo, “los 20 millones que dio el
empresario al candidato o el pago que hizo ese candidato a un medio de
comunicación para promoverlo, por lo que se requiere una reforma electoral base
cero para replantear todo nuevamente”.
En el evento, realizado en el Palacio Legislativo
de San Lázaro, comentó que no hay un punto de referencia correcto para
determinar si es elevado o no el costo presupuestal de las elecciones, en la
medida en que no existe una evaluación de la efectividad de ese gasto.
El problema, continuó, es que las autoridades
electorales no definen aún las métricas para saber si estos recursos funcionan
bien o mal.
Refirió que los recursos solicitados por el INE
para el 2018 ascienden a 25 mil millones de pesos. “El hecho de que no hay
métricas para evaluar lo anterior, no nos permite ver si esta cantidad es
elevada o no”.
Sostuvo que decir si es mucho o poco el gasto para
las elecciones dependerá con qué se compare, ya que, respecto al Presupuesto de
Egresos de la Federación (PEF), representa 0.5 por ciento, y en la economía
nacional 0.2 por ciento.
Sin embargo, el tema de fondo es la percepción de
malestar que tiene la población al respecto, ya que opina que el recurso es
mucho y se gasta mal, lo que genera a su vez mayor desconfianza, desacato y
litigios, afirmó el también académico y director general de Integralia
Consultores.
Precisó que la reforma de 2007 establecía que se
abarataría el costo de la democracia en México, pero la realidad es que no existe
un ejercicio de evaluación de nuestro sistema electoral, y las reformas en la
materia se han hecho como base de sanación y negociación interna.
Comentó que a pesar de que el modelo de integración
de casillas es sólido y genera aleatoriedad e imparcialidad, sigue existiendo
desconfianza entre los ciudadanos y hay un rechazo creciente para ser
funcionario de casilla.
“Se trata de un tema estructural que significa que
el modelo de organización de los comicios tiene un costo implícito que antes no
existía. La gente ya no quiere ser funcionaria. Lo que en los años noventa era
motivo de orgullo, hoy esta actividad es desdeñada por muchos, sobre todo en
las zonas urbanas”.
Resaltó que entre los motivos por los que las y los
ciudadanos ya no quieren cumplir con esta responsabilidad se encuentra la
desconfianza hacia el sistema electoral y los partidos políticos, porque creen
que se les va a acusar de fraude y por la inseguridad.
“El problema de la corrupción y la impunidad es
estructural y hasta ahora México muestra que las alternancias no han cambiado
eso. Por ello, el argumento de los partidos políticos y candidatos de que ‘yo
soy la solución´, no se sostiene, porque no se trata de un asunto de voluntad”,
subrayó.
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