viernes, 8 de junio de 2018

CANDIDATOS FLOJOS

En esta campaña, muchos candidatos locales, se han destacado por no tener identidad propia, ideas originales y capacidad técnica y ética para competir por el puesto al que aspiran.




Dice un dicho que, "el que imita está condenado al fracaso".




¿Entonces porque los sigue el pueblo?




Un ideal, un proyecto, un compromiso, que genera en nuestro interior una luz y una esperanza para lograr un mejor futuro, no puede ser bandera de personas que solo lo utilizan para lograr un propósito personal y que no comparten este mismo ideal o proyecto.




Miles de candidatos, sin congruencia, ni militancia, ni fidelidad, ni escrúpulos, solamente se acomodaron en cualquier partido, con tal de ser electos, por el interés que muestra el pueblo en tres personas.




Asi es, tan solo tres personas, de 120 millones que hay en México, estas tres personas tienen el carácter para tomar el timón de un país que exige un mandatario con fuerza, ecuánime, inteligente y decidido a representarnos ante el mundo y no solo al interior del país.



El país, requiere un rumbo que se ajuste al ritmo mundial, mientras los países desarrollados avanzan rápidamente, nuestra meta debería ser avanzar si no al ritmo de ellos, si a un paso que no nos deje lejos para poder competir.



Las ideas frescas generan confianza en la juventud; las ideas viejas generan nostalgia en los adultos mayores.



La diplomacia, la presencia, la prudencia, la inteligencia, la experiencia, deberían ser características de un representante que nos haga sentir orgullosos de estar en el plano mundial como un país con deseos de desarrollarse.



Estas características están presentes todos los días, en los mensajes que envían a su electorado, José Antonio Meade, Ricardo Anaya y Andrés López.



Entonces porque estos miles de candidatos locales, parásitos, solo van caminando por las calles, con un chalequito de López Obrador, como si de manera milagrosa y por osmosis, se les fuera a contagiar a ellos convertirse en los salvadores de sus pueblos, miles de traidores, de chapulines, de oportunistas, que no hacen campaña a su nombre, sino a nombre de otra persona, candidatos que incluso, son recriminados por las amigas de su mama, por haberse cambiado de partido, como el caso de juan Rodolfo en Toluca.



El primer síntoma de una persona que no será leal al pueblo, es haber sido desleal con su partido y su filosofía.



El primer castigo que el pueblo debería darle a esos chapulines, es el desprecio en las urnas.



Cierto es también, que la reelección fue una mala idea, porque deja la puerta abierta al cinismo, la desvergüenza, la locura y el abuso de quienes trabajaron un trienio, con el único propósito de reelegirse, es decir que desde el primer día de su mandato, ya estaban pensando y trabajando, para su reelección y no para el bienestar del pueblo, como el caso de Fernando Zamora en Toluca o el Aborrecido “Chirus” en Tepotzotlán.



La congruencia es: pensar, decir y hacer lo mismo, quien divaga con sus pensamientos, dice una cosa y hace otra, divide, separa, incita a otros, no puede ser una opción para México.



Los candidatos locales que son desleales hasta con ellos mismos, que no tienen identidad propia, que repiten como loros lo que alguien dice o le dicen, que ambicionan el poder por el poder, que hoy son azules y mañana naranjas, cuando gobiernen, serán iguales y el pueblo no puede dejar de observar que si nos quejamos de sus engaños, somos cómplices porque desde ahora, los dejamos engañarnos.

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